UNIVERSIDAD MARISTA DE MÉRIDA A.C.

Arquitectura existencial

Por /

Arquitecto mundialmente famoso comparte con alumnos de la Marista su amplia experiencia.

Hoy, viernes 2, el Diario de Yucatán, en la contraportada de la sección Local, publica la siguiente entrevista a Juhani Pallasmaa, realizada por el periodista Mario Durán Yabur:

Pallasmaa (Hämeenlinna, Finlandia, 1936) es un arquitecto total, en el sentido más preciso, más real, del término. Mundialmente conocido tanto por sus edificios multisensoriales como por sus textos apasionantes, críticos, es además diseñador, catedrático, conferenciante, viajero incansable... y ex presidente del jurado del prestigioso Premio Pritzker.

Agoniza noviembre y la mañana es fresca, agradable. Junto al jardín de la hacienda Xcanatún, en la terraza del restaurante, conversa Pallasmaa con su anfitrión en Mérida, Javier Muñoz Menéndez, quien lo trae a Mérida como figura central de la XIV Cátedra Extraordinaria “Enrique Manero”, de la Universidad Marista.
Su vestimenta —saco negro sobre camisa negra— hace resaltar su figura alargada. Lleva el pelo, completamente blanco, a la altura de las orejas, las puntas peinadas hacia dentro. De gestos suaves y piel blanquísima, habla en un inglés pausado. En lo que cuenta se puede advertir que a los 80 años conserva la mente abierta y la vitalidad de un adolescente.

¿De qué puede conversar un encumbrado arquitecto finlandés con jóvenes de una alejada provincia mexicana?
Me gustan más los lugares con autenticidad que las grandes ciudades. México se convirtió en uno de mis países predilectos desde mi primera visita, en 1963, cuando vine a organizar una muestra de arquitectura finlandesa en la capital. Con los muchachos charlaré de ambientes, de atmósferas. La mayoría de la gente cree que la arquitectura trata sólo de espacios, pero se refiere también a la experiencia del tiempo en la realidad empírica humana, algo que se nos olvida. Hablaremos de la simplicidad, de las tradiciones —me he convertido en un firme defensor de la tradición porque pienso que la modernización le ha dado la espalda— y, claro, de mi trabajo, para que los estudiantes me conozcan y entiendan que no soy sólo un teórico, también un practicante de la arquitectura.

¿Cómo nació esa motivación para escribir y describir la arquitectura?
Nunca tomé realmente la decisión de escribir... simplemente lo hice. Mis primeros libros fueron casi “accidentales”. Inicialmente, Steven Hall, un arquitecto estadounidense muy conocido, y el mexicano Alberto Pérez Gómez me preguntaron si quería colaborar con ellos (en el libro “Questions of Perception. Phenomenology of Architecture”) y dije inmediatamente que sí, pero sólo si me permitían hablar sobre cualquier otro sentido que no fuera el de la vista. Escribir me permite plasmar lo que creo y lo que pienso de la arquitectura, lo que veo desde diferentes perspectivas. Actualmente trabajo en mis libros 60, 61 y 62, que serán editados uno en Australia, otro en China y otro en Italia. Este último será una recopilación de mi obra escrita.

¿Han cambiado sus ideas sobre la arquitectura a lo largo de su carrera?
Desde luego. Fui educado en Finlandia a finales de los 50 como un racionalista modernista. Entendía la arquitectura como la estetización de los objetos, pero con el paso de los años he aprendido que es algo tanto mental como físico. Ahora estoy escribiendo un libro —llevará por título “Mind in Architecture”— en colaboración con 10 reconocidos neurocientíficos. Mi pensamiento ha ido evolucionando hacia la profundidad del proceso mental. Si en un principio pensaba que la arquitectura era un arte visual, ahora creo que el sentido más importante para ella es el de la existencia. La gente se encuentra con la arquitectura en espacios y lugares a través de su propia existencia, así que creo firmemente que la arquitectura es eso: una experiencia. opinión, ¿cuál es el fin de la arquitectura? Es muy simple: define nuestra huella en el mundo. Como en este sitio, por ejemplo, donde expresa dónde estamos y quiénes somos. Por eso creo que la arquitectura tiene un sentido existencial muy poderoso.

¿La arquitectura hoy se dirige exclusivamente a los ricos y poderosos? ¿Se ha olvidado de las necesidades de la gente?
La arquitectura siempre ha servido a los poderosos, a los reyes, faraones y ese sigue siendo uno de sus grandes problemas. El modernismo la orientó hacia lo social, le dio un carácter más humanista, pero esta dimensión se ha ido perdiendo en los últimos veinte años. La ideología del consumo le hace mucho daño, la convierte en un simple servicio. El sentido comercial, que se reduce a vender y comprar, debilita su sentido existencial. La arquitectura está amenazada por dos fuerzas opuestas: por un lado la total instrumentalización o funcionalización y por el otro el esteticismo, pero no es ninguna de las dos, es mucho más. Se dice que no hay actividad más egocentrista que la arquitectura... ¿qué opina usted? Hay muchos arquitectos egocentristas, narcisistas, pero la arquitectura no lo es. Este error también lo comete el arte: creer que es la autoexpresión de grandes artistas y no es el caso. Arte y arquitectura expresan cómo se siente el ser humano en este mundo. Ese mensaje fundamental está más allá del objeto y ambas nos hacen entender al mundo y a nosotros como parte de él.

¿Cuáles son los problemas más apremiantes de la arquitectura?
Actualmente el reto para todo es la realidad ecológica y la catástrofe que se acerca cada vez más. Los arquitectos no han tomado en serio los problemas ecológicos, que comienzan con la actitud de cada uno respecto a la naturaleza. Así que ésta es una pregunta ética más que teórica. Otro gran problema es que los arquitectos se han olvidado de que somos animales y que cada uno de nosotros tiene millones de años de edad. Estoy convencido de que las próximas dos décadas serán consagradas al estudio de lo biológico en la arquitectura. ¿Qué es la arquitectura para usted? Creo que es una tarea muy noble. No sé si existe otro oficio —no me gusta verla como profesión— que te pueda dar un punto de vista tan amplio acerca de la historia, del futuro, de la vida y la tecnología, todo al mismo tiempo. El pensador alemán Ludwing Wittgenstein escribió alguna vez que la filosofía y la arquitectura son similares porque ambas son maneras de trabajar en uno mismo.

Dice usted que la buena arquitectura es como un regalo...
Y lo es en muchos sentidos, en primer lugar porque un arquitecto sólo puede diseñar una casa para ti si se interioriza en ti, si de alguna manera se transforma en ti.

¿Es su primera visita a Yucatán?
Sí, pero en México he estado al menos 10 veces desde 1963. Una de las razones por las que me gusta tanto este país es que los mexicanos entienden el sentido de la muerte, mientras nosotros en Europa hacemos todo por alejarla de nuestras vidas y de nuestro entendimiento. La gente muere en hospitales, a puertas cerradas, hemos convertido la muerte en un mito, pero es una realidad. Por eso yo frecuentemente les doy a mis estudiantes ejercicios como diseñar urnas funerarias, capillas y crematorios. Aceptar la muerte significa la aceptación total de la vida. No podemos entender la una sin la otra.

Comparte: