En la inauguración del I Congreso de Estudiantes de Psicología de la Región Sur-Sureste del Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación en Psicología (CNEIP), la directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Marista de Mérida, Verónica Boeta Madera, ofreció este mensaje de inauguración
Quise iniciar este mensaje refiriéndome a ustedes con familiaridad y expresando de este modo mi sentir en la inauguración de este Congreso. Y es que esta actividad, luego de tantos meses de intensa preparación por parte del comité organizador, es el reflejo de lo que el CNEIP nos pide a las escuelas acreditadas: el cuidado responsable y compartido de nuestra profesión.
Tal como propone en sus estatutos, entre los fines del Consejo está establecer normas de calidad académica y científica para la enseñanza, investigación y ejercicio de la Psicología, y promover el establecimiento de nexos para que estos fines se puedan cumplir de modo colaborativo con el apoyo de las instituciones y organismos que consideramos que el consolidar una Psicología seria, profesional y que atienda competentemente los problemas sociales que plantea la realidad nacional en cuanto a lo que respecta a esta disciplina, es una responsabilidad de todos los que nos dedicamos a esta profesión.
Hoy día, los reportes del observatorio laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión social ubican a la Psicología como una de las profesiones menos retribuidas económicamente en México, situación sin duda preocupante pero que nos revela la mirada que los demás, usuarios y no usuarios del servicio psicológico, tienen de ella como una carrera de poco valor, percepción que dista mucho de lo que es la realidad de la profesión y que conocemos bien los aquí presentes.
Sin embargo, las causas de esta tendencia y el cambio en ella no pueden ser atribuibles sólo a una sociedad que desconoce la disciplina. La valoración social de la psicología tiene su origen y depende de cómo la ejerzamos cada uno de nosotros y cómo la presentemos a la sociedad, es decir, está en función de lo que como psicólogos mostramos de ella. Y no se trata de una tarea individual: es una tarea colectiva de todos los que la estudiamos y ejercemos, porque por cada uno de nosotros, habla la profesión.
Así, este evento es la suma de esfuerzos para cumplir con este cometido, que no hubiera sido posible sin el espíritu de apertura y diálogo que la sociedad de alumnos de Psicología de la UADY mostró para compartir este congreso, suyo de origen y ya organizado en años previos por ellos, con las otras dos universidades participantes, espíritu totalmente congruente con los objetivos del CNEIP. Mi agradecimiento en especial a todos ellos, a Jorge Regla, su presidente, y a María José Damas, alumna de la Universidad Marista que ha sido nuestro contacto continuo con el comité organizador.
Espero, pues, que esta actividad sea el inicio de muchos otros Congresos y eventos académicos en los que las Escuelas de Psicología de Yucatán y de la Región sureste, acreditadas o no, colaboremos en conjunto en la difusión de nuestros esfuerzos por construir una Psicología de calidad y de primer nivel. Tantos mundos, tanto espacio, y una sola profesión para coincidir.
Enhorabuena.





