En octubre, la Universidad Marista de Mérida se pintó de rosa. Literalmente. Por las noches, proyectores iluminaron con ese color la biblioteca del campus, y se realizaron diversas actividades. ¿Con qué objetivo? Crear conciencia en la prevención y lucha del cáncer de mama.
La última actividad fue el trenzatón. En total, cincuenta alumnas y maestra de la Universidad Marista donaron su cabello. Son trece metros de cabello, que será donado al CRIT Yucatán para fabricar pelucas para pequeñas en tratamiento contra el cáncer. Es como si Rapunzel hubiera donado su mítica cabellera por esta buena causa.
Testimonio
Ixchel Cervantes Díaz, profesora e la Universidad Marista, donó su cabello. Llegó al módulo que instaló César Girón en la explanada del campus. La acompañaron familiares —tres niñas y dos adultos. Las pequeñas, incluso, le escribieron una carta a Ixchel, en la que la felicitaban por su desprendimiento. Sabían que así apoyaban a otra niña de su edad con problemas de salud.
